Viajamos a Líbano sólo una parte de la compañía Baro d’Evel, aunque todos hemos estado implicados en este viaje durante largo tiempo. Unimos fuerzas con Payasos Sin Fronteras y finalmente despegamos. Después de trabajar el payaso de diferentes maneras, ¡por fin nos pusimos nariz y maquillaje en nuestras caras! ¡Y qué ilusión hacerlo para estos niños de Líbano y Siria!
Preparamos un show muy visual, con una gran tela, abrigos grandes para crear niños gigantes y, finalmente, un número de mástil sostenido por nosotros mismos. Un show de puro clown, sin especular, que presentamos en el Circ Cric por primera vez, el día antes de irnos. Vino mucha gente para darnos su apoyo y nosotros contentos de ponernos a prueba.
Después llegó el viaje en avión, íbamos muy cargados con nuestras maletas grandes, parecíamos un auténtico circo ambulante. El viaje transcurrió sin problemas, todo bien, la oficina de Payasos Sin Fronteras hizo una super producción y todo salió impecable. Allí nos recibió Amar, la logista en el terreno, quien sería nuestra auténtica “habibi” ("mi amor”). Con ella nos sentimos en todo momento muy seguros y bien acompañados. Nos faltaban las risas y el buen humor entre tantos espectáculos y imágenes duras que nos atraviesan.
En total, actuamos en 12 ocasiones para más de 3.500 niños y niñas, 8 de las cuáles fueron en diferentes escuelas. Por la mañana lo hacíamos para los alumnos libaneses y por la tarde para los alumnos sirios. Están divididos en dos turnos, sobre todo, porque son demasiados niños y niñas.
También estuvimos un día entero en la Hamana Artist House, con un grupo de artistas locales de todo tipos, payasos, bailarines, actores y de todas las edades. Ofrecimos un taller por la mañana a través de nuestros recursos prácticos y de ensayo: cuerpo, ritmo, voz… Y luego por la tarde, actuamos en el patio. Fue muy interesante este encuentro con artistas libaneses, y actuar para ellos también. Fue un intercambio de verdad
¡Que energía tienen estos niños! Tantos cuerpos pegados, pero súper atentos. Había caras fijadas, sorprendidas, bocas abiertas, carcajadas de risa, gritos, ojos disfrutones. Para nosotros, fue bonito ver esta atención del público, muy diferente que en Europa. Dimos mucho en cada espectáculo. Lo dimos todo para hacerlo más grande, más fino y más divertido para estos niños y niñas y sus familias, cosa que nos alegra muchísimo.
Los últimos bolos los hicimos en parques municipales, barrios donde hay muchos refugiados, y así actuamos también para las familias y gente adulta. Fue muy bonito. Las reacciones todavía fueron más potentes que en los colegios, casi.
El valle de la Bekaa es espectacular, ¡bonito a más no poder! Es muy chocante ver tanta belleza y dureza a la vez. Los campos de refugiados están por todos lados. Precisamente la última función fue en medio de un campo de refugiados, en la plaza central misma. Amar lo consiguió. Sus habitantes llegaban para recibirnos en masa, el intercambio fue muy fuerte. La función salió muy bien, de eso se trata, de compartir un momento de alegría y comunidad.
Al marcharnos no podíamos más, algunos miembros del equipo se emocionaban de toda la experiencia vivida. Así es como nos damos cuenta de cuánto sentido tiene nuestro oficio y de lo internacional que es el payaso. También entendemos mucho mejor que reírse juntos nos humaniza y nos une. ¡Esperamos regresar algún día! Los libaneses dicen que una vez has pisado su tierra vas a volver seguro, Insha'Allah!
El equipo de Baro d'Evel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario