miércoles, 19 de julio de 2023

Pryvit!

 

El pasado 23 de junio, una singular expedición de payasas portuguesas y payasos andaluces llegamos a Varsovia, Polonia, con el objetivo de entretener y divertir a la población refugiada de Ucrania y otras poblaciones vulnerables infantiles.

Singular porque hasta el momento, ninguno de nosotros nos habíamos conocido en persona, ni trabajado juntos, pero poco importó este detalle ya que nuestras ganas e ilusión por nuestro fin era mucho mayor, hacer reír.

Esa mañana, Eva (Muska), Sara (Marioska), Lolo Fdez. (Lolo) y Jose (el Jose) nos mostramos el trabajo que habíamos realizado con anterioridad, a partir de ello, creamos una sinergia de juego que se transformaron en un espectáculo moldeable y adaptable a diferentes edades, lugares y energías.

Es increíble el poder de resiliencia que las niñas y niños afectados por la guerra desarrollan. Nos encontramos con pabellones y salones de exposiciones extensos habilitados para dar cobijo a centenares de familias, vidas reducidas a pequeños cubículos de 5m2 donde entre bolsas y maletas se resumían las historias de unas vidas “normales”. Orfanatos, edificios sociales gubernamentales, teatros y lugares de tránsito, como la estación de trenes de Przemysl, donde un ir y venir de refugiados y refugiadas ucranianas eran recibidas por voluntarias proporcionándoles comida, bebida y descanso.

Desde Payasos Sin Fronteras, actuamos en 16 espacios diferentes, en 9 días, para unas 1200 personas, jugando, interactuando, acompañando y apoyando a grandes y pequeñ@s, ancianos y ancianas, padres y madres… Creando una transformación en sus expresiones faciales y, esperamos que, en sus corazones. Cambiando miradas tristes por miradas llenas de entusiasmo, aportando sonrisas y carcajadas y apartándoles de la carga de responsabilidad y el dolor, durante un instante.

Podríamos describir un sinfín de momentos, pero lo más destacado fue aquello que recibimos por aquellas personas. Esas muestras sinceras de gratitud, esas miradas atentas a los payasos, esos abrazos que duran una eternidad, esa complicidad generada entre niños/as y payasas/os y esas risas, siempre esas risas.

Nos acordamos de diversas situaciones especiales, por ejemplo, cuando actuamos en la estación de tren de Przemysl, desde donde los trenes van hacia Ucrania. En esa estación, hay una sala donde reciben a las madres y los/as niños/as que esperan temporalmente. Cuando llegamos la gente estaba acostada, había algunos niños y poca gente durmiendo. Al principio teníamos miedo de molestarlos, pero en cuanto empezamos a jugar empezaron a aparecer l@s niñ@s, despertando a las madres. Una de ellas permaneció al fondo de la sala durante toda la actuación. Su hija estaba en primera fila siguiendo con entusiasmo y fervor el desarrollo de las situaciones. Cuando acabamos, la niña seguía saltando, bailando e interactuando con tod@s l@s artistas. El espectáculo fue hermoso y conmovedor. Finalmente, su madre se acercó para agradecer la alegría que dejamos en el aire, la despedida fue larga y nos fuimos con alegría, pero también con mucho cariño.

Otro momento estupendo tuvo lugar en el Centro de acogida de refugiados en Varsovia con una gran cantidad de población gitana. Aquel lugar, un gran parque de exposiciones, se había transformado en un pabellón con pequeñas habitaciones, separadas por paredes de madera contrachapada, telas, láminas y todo lo que pudiera servir para hacer posible cierta intimidad.

Iniciamos tocando nuestra música e hicimos un hermoso pasacalle por ese pabellón. Después empezamos el espectáculo, llenos con la energía bonita de la gente. De repente, vimos a un caballero iluminado en la audiencia, emanaba una luz inusual, sus ojos brillaban, parecía que era por el acordeón. Inmediatamente cuando aceleramos, la música de almizcle fue hacia él y tocó para él. ¡Estaba cada vez más feliz y emocionado!

Al final del espectáculo quiso tocar. Se notaba que tenía un gran amor por este instrumento. El acordeón se encendió de nuevo y sonó durante un rato. ¡Los demás payasos y otros usuarios del centro se juntaron y hubo una gran fiesta!

Nos sentimos muy felices de haber podido contribuir en la transformación emocional y psicológica de aquellas personas y de nosotras mismas.

Gracias a la fundación que nos acogió, Joana nuestro enlace, Iuri guía y logista y a todo el personal de apoyo en Polonia y Payasos Sin Fronteras Barcelona.











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Esta expedición cuenta con el apoyo de 





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Atentamente,

Eva Marqués, Sara Sofia Santos, Lolo Fernández, Jose González



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