viernes, 17 de enero de 2020

La emoción descontrolada

El día de hoy ha sido muy largo. Nos hemos despertado muy temprano porque a las 9 teníamos que estar en la primera escuela donde actuábamos hoy. Al llegar, nos hemos encontrado con 250 niños y niñas libaneses cargados de ilusión. Antes de entrar en la escuela, al escuchar a los profesores hablar de nuestra llegada, ya han empezado a gritar y corretear por el patio con emoción descontrolada.

El espectáculo ha sido muy aliviador. Después del contraste y lo que tuvimos que luchar ayer hoy íbamos un poco relajados. El típico y sabido error dentro del mundo de los espectáculos que nunca falla. Pero, pese al día lluvioso y a pequeños contratiempos varios, esos niños nos han hecho sacar toda la energía posible y ha sido tan fuerte que hasta se nos ha alargado un poco demasiado el espectáculo.

Como anécdota de este pase nos quedamos con una reflexión del jefazo, Tortell, que nos comentaba que conocía a uno de los maestros de dos expediciones anteriores. Nos ha compartido un pensamiento que se nos ha quedado retumbando en las paredes de la mente: "Pienso en todas las cosas que yo he hecho todo este tiempo desde el día en que nos conocimos en mi primera vez en esta escuela... He hecho muchos viajes, proyectos, espectáculos... Él, en cambio, ha estado aquí luchando por lo que él cree, día tras día, pese a todo lo que ha sucedido en todo este tiempo". Nos parece de una perseverancia y vocación absoluta.

Al acabar hemos tenido que salir con prisas de la escuela porque al cabo de una hora teníamos que empezar el espectáculo en la otra escuela.

Al llegar allí, en la furgo empañada de vaho del contraste térmico entre el frío de fuera y el calor del equipo, hemos montado con agilidad y actuado para 150 niños y niñas libaneses.

Al acabar ese pase, cuando ya el cansancio empezaba a tener peso, hemos desmontado. Aunque nuestra tercera y última actuación del día fuera en esa misma escuela era necesario el desmontaje para que los 600 niños y niñas refugiados sirios pudieran entrar al patio interior e ir a las clases a dejar sus cosas antes del espectáculo.

Nosotros, mientras tanto, nos hemos encerrado en una de las clases y preparado para el siguiente show. Acostumbrados a la rapidez de las últimas transiciones nos ha sobrado mucho tiempo... y hemos hecho tiempo. Algunos reposando encima de los pupitres, otros compartiendo mate, otros comiendo chocolate o fumando un cigarrillo. Puede sonar raro, pero a esas alturas es muy duro esperar. Cuando entras en calor a esos niveles de agotamiento no se puede apagar la máquina porque luego es muy difícil volver a arrancar.

Cuando la mayoría de los niños ya estaban sentados rodeando el espacio que delimitamos como pista, Luara ha salido con una de las cometas porque ya no aguantaba más la espera. Los niños, sólo por verla salir de la habitación, han hecho una gran ovación. Ella cuenta que esa energía le ha dado la fuerza que le hacía falta para poder entrar a jugar a por todas una vez más. Poco después, ha salido Diana con la otra cometa, y el recibimiento ha sido igual o mayor. Era magia ver la felicidad de los niños al ver que el espectáculo estaba a punto de empezar. 

Ha sido un rato maravilloso compartido con tantísimos niños de edades tan diferentes y con el mismo brillo en los ojos, y también con sus profesores; en particular una maestra que lloraba de emoción al ver a sus alumnos gritar y disfrutar de esa forma. Los miraba, lloraba y suspiraba de alegría.

Estamos agotados pero muy contentos, emocionados y satisfechos. Se nota mucho el cansancio entre nosotros pero seguimos haciendo nuestros deberes: la burocracia, la edición de las fotos, este mismo texto o preparar todos los detalles para mañana...

Mañana madrugaremos y nos esperan 3 funciones más. Un día lleno de sorpresas ya que la 3a actuación es en un campo donde no sabemos ni donde vamos a actuar pero la improvisación siempre forma parte de nuestros planes.

Seguiremos informando.

© Àlex Carmona | PSF

© Àlex Carmona | PSF

© Àlex Carmona | PSF

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© Àlex Carmona | PSF

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© Àlex Carmona | PSF

© Àlex Carmona | PSF

© Àlex Carmona | PSF


Esta expedición cuenta con el apoyo de los granitos de arena de nuestros socios y socias y del 



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Gracias por leer nuestras aventuras en Líbano.


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Atentamente,

Tortell, Luara, Marina, Dani, Diana y Àlex. 

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