miércoles, 10 de octubre de 2018

Líbano, contenedor de realidades

Muchas son las realidades que habitan el Líbano, las que en este poco tiempo que llevamos en este país hemos podido palpar son;  por un lado la realidad nacional que alberga desde los ricos más insultantes (hemos visto coches que en Barcelona no los vimos nunca) hasta la sociedad más pobre que pide por la calle, a menudo con criaturas que les ayudan  a aumentar la recaudación. Después está la inmigración aceptada ya que trabajan a bajo precio, la Etíope que se encarga de limpiar en hoteles y casas y se ve obligada a compartir pisos entre varias familias para poder pagar, ya que los alquileres aquí no son tan diferentes como en nuestro país, pero el gasto en alimentos y necesidades básicas es bastante menor. 

Después entramos en la sociedad refugiada, los Palestinos y los Sirios. Los Sirios, últimos en llegar, pueden estar trabajando como uno más, o bien estar sobreviviendo en edificios históricos construidos por los turcos hace casi 2000 años, que estaban en pura ruina o en edificios a medio construir (los hay por todo el país). Resulta que los bancos si ven que una obra es poco solvente la paran y puede permanecer mucho tiempo sin acabarla, causando una imagen precaria de una sociedad rota por los intereses de políticos y banqueros. Aquí se acomodan a menudo los refugiados sirios, que malviven en estos edificios sin terminar que seguramente les recuerda continuamente la barbarie de la que huyen.

Hoy hemos estado en dos zonas bien diferentes, en el primero, al que hemos llamado infierno, estaba totalmente abandonados, nuestra actuación se ha convertido en una muestra de lo que podemos conseguir, sin montar, actuando uno aquí, otro allá para acabar más o menos juntos y dibujar lo que tendría que ser nuestro espectáculo, ha sido muy duro pero lo que hemos conseguido ha sido muy grande. Al final hasta conseguimos un corro que mostraba atención por nuestras tonterías con cierto silencio. Por la tarde otros tenían un poco más de suerte, los habitantes de un mismo pueblo que huyeron de la guerra juntos y se pudieron quedar juntos en un edificio junto a Zaida, estos además de pertenecer a la misma comunidad tenían la suerte de estar acompañados por personal de UNHCR, cosa que los de la mañana carecían. Suertes diferentes dentro de la mala suerte de nacer en un lugar donde los que mandan deciden desde sus despachos y poltronas: montar una guerra que responde a intereses lejanos a la gente que habita estos lugares.

A nosotros no nos importa trabajar para unos u otros, siempre que necesiten payasos y no se lo puedan permitir, todos ellos nos reciben por igual, el intercambio de amor y buena energía es igual en cualquier de  estos colectivos, sean de donde sean, la falta de cariño se ve por un momento aliviada por nuestra presencia y nuestro espectáculo, las risas salen con tanta energía que nos creemos más grandes de lo que somos, pero si lo paramos a pensar, dentro de esta barbarie, que de repente lleguen Payasos sin Fronteras seguro que es una de las cosas más grandes que pueden pasar. Los que aquí estamos compartiendo esta experiencia tenemos muy claro que esto es la más grande que hemos hecho, ojalá no hiciera falta.

Terminamos la expedición con 25 espectáculos en la mochila y más de 6.500 sonrisas compartidas entre refugiados palestinos y sirios. Ha sido una gran experiencia, cansada , pero muy muy satisfactoria. ¡Gracias socios y socias de PSF! ¡¡De vuestros granitos de arena hemos hecho montañas de sonrisas!!

Albert Vinyes




















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Gracias por leer nuestras aventuras en Líbano.
Ayúdanos a seguir compartiendo sonrisas en este y muchos otros países.


Atentamente,


Albert, Vicky, David y Abraham.

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