¡Hola!! Soy Sebastien, el tercero de esta foto empezando por la izquierda. Hace poco que hemos vuelto de Líbano con los Payasos Sin Fronteras. Hacía
mucho tiempo que tenía ganas de irme de expedición con PSF. Hasta
ahora no había podido concretar esta colaboración. Salió la
posibilidad de irme al Líbano el pasado mes de octubre y todo
cuadraba con mi propia organización. La verdad es que estaba muy
ilusionado de irme de expedición y a la vez un poco ansioso por
todas las incertidumbres que pueden generar estos tipos de viajes.
¿Sería muy dura la realidad que me iba encontrar? ¿Sería capaz de
hacer reír unos niños de otra cultura? ¿Sería
fácil convivir con el resto de los compañeros?
Después
de 14 días en el país ya tengo respuestas a todas estas preguntas y
puedo asegurar que estoy muy satisfecho de la experiencia. El Líbano
es un país lleno de
contraste, donde un ferrari puede estar aparcado a lado de un tanque,
donde puedes ver los edificios con impactos de balas al lado de los
nuevos centros comerciales, iglesias y mezquitas, mujeres con chador
o mini faldas conviven en las mismas calles... una diversidad poco
habitual a la cual uno se va acostumbrando rápidamente. Lo mejor sin
dudas han sido los momentos que hemos compartido durante las
actuaciones con los niños sirios, palestinos y libaneses.
La
acción de payasos sin fronteras viene a complementar la labor de las
ONG locales que focalizan su trabajo principalmente en asegurar las
necesidades básicas en el terreno como pueden ser la alimentación,
la sanidad y la educación. La
imagen de cuatro payasos con sus instrumentos, sus colores y sus
malabares rompe totalmente con el contexto en el cual muchos de los
niños están creciendo. Ser capaz de reír, soñar y ilusionarse es
fundamental para cualquier persona, si hemos podido contribuir a que
esos niños, aunque sea por unos momentos, pudieran experimentar
estas sensaciones y vivir estas emociones, entonces podemos darnos
por satisfechos con el proyecto.
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