Hay cosas en la vida que no tienen
precio. Para mí una de ellas es tener la posibilidad de viajar y
actuar como voluntaria con Payasos Sin Fronteras.Nunca vuelves a casa
con algo material en el bolsillo, pero sí con el corazón repleto de
nuevas aventuras, de diferentes realidades, vuelves con un buen
puñado de risas y con cariño, con mucho cariño.
El día 20 de Junio tuve la fortuna de
celebrar el “Día de los Refugiados” actuando en el CETI de
Melilla, esta vez con mi amigo Maciej Królikowski de compañero.
Para mí, emocionalmente, ha sido muy
importante este viaje. Hace unos meses estuve en el Campo de
Refugiados de Tránsito de Gevgelija en Macedonia, frontera con
Grecia, con la ONG portuguesa Familia como as nossas, formando parte
con mi payasa de la “Caravana da Esperança” . Llegamos y nos
prohibieron actuar. Sí! Nos encontramos cara a cara con un mundo que
niega la risa, con un mundo hostil e insensible dispuesto a sembrar
el miedo y a oscurecer la esperanza de humanidad y asilo que traen en
la mirada los miles de “refugiados/as” que ansían cruzar
nuestras fronteras cada día…
Meses después de esto y gracias a
Payasos Sin Fronteras pusimos Maciej y yo rumbo a Melilla, a la
Frontera Sur de España, destino CETI, (Centro de Estancia Temporal
de Inmigrantes) con muchas ganas de compartir, con la maleta repleta
de tonterías y esa cosilla personal también de sanar una espinita.
Allí hemos actuado para unos 40 niños
y niñas y sus familias, procedentes la mayoría de Siria, aunque
también había nigerianos, argelinos y algunos de Burkina Faso.
Antes, durante y después del show, vimos cómo también se
aproximaban, curiosos, los trabajadores y el personal del centro.
¡Qué hermosa es la sensación de
compartir más allá de idiomas, de religiones, de esas rayas que
llaman fronteras! Compartir risas, magia, ilusión, compartir aunque
sólo sea un rato, un momentito, cuatro tonterías y media y unos
bailes con niños/as de sonriente mirada que cuando el show se acaba
se abrazan a tus piernas y sobre tus zapatos se sientan.
Niños y niñas que viajarán siempre
conmigo, en mis zapatones. Por eso son tan grandes, tiene que
haber espacio para todos esos seres que vas encontrando y te
acompañarán para siempre en tu Viaje Payaso.
De Melilla me he traído unos cuantos
compañeros nuevos. Y hay uno, uno pequeño, mellado, con sus
colmillos puntiagudos de ser un pillo, aquel que atravesó el patio
corriendo cuando estábamos en la puerta despidiéndonos, aquel que
apoyó su carita sonriente en mi pierna con un abrazo lleno de
ternura y amor, -Habibi!, a ese le he hecho un hueco especial en
un compartimento secreto que tengo, que va desde mi nariz al corazón,
ese lugar donde escondo lo realmente importante, donde guardo con
amor todo lo que no tiene precio y nunca nadie me podrá robar…
GRACIAS HABIBI!
GRACIAS PAYASOS SIN FRONTERAS!
Angie Amaya
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