lunes, 6 de abril de 2015

El silencio de Srebrenica


El silencio en las calles de Srebrenica por la noche no nos ayuda a procesar las emociones vividas durante el día en las escuelas rurales que se encuentran a una distancia de hasta 1 hora y media de nuestra casa en Srebrenica, por caminos de montaña y carreteras en pésimas condiciones. El frío de la mañana, incluso acompañado de nieve, nos despeja a las 6:00h camino a nuestra furgoneta, a la que llamamos el 9º pasajero, pues se ha convertido en un miembro más de la expedición. Osat, Sase, Potocari... son algunos de los pueblos a los que nos hemos dirigido des de el lunes 30 de marzo hasta el jueves 2 de abril. Escuelas que simbolizan como ninguna el porqué de la necesidad del trabajo de Payasos Sin Fronteras en Bosnia-Hercegovina 20 años después del fin de la guerra. ¿Por qué?

Srebrenica es un nombre que por siempre más quedará ligado a la barbarie más infame, como lo están el de otras poblaciones como Auschwitz, Gernika, Dresden... En los estertores de la guerra que desmembró Yugoslavia de 1991 a 1995, en julio de 1995 8.432 niños y hombres bosnios musulmanes de entre 12 y 77 años de Srebrenica y alrededores (Potocari, Batrunac...) o de otros lugares de Bosnia pero que se refugiaban en Srebrenica fueron ejecutados a manos de unidades del Ejército Serbio de Bosnia y de grupos paramilitares venidos de la República de Serbia. Fue el acto de violencia más bárbaro en Europa desde la 2ª Guerra Mundial. Podéis ampliar información sobre estos hechos aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_Srebrenica

Como resultado de estos hechos, Srebrenica, Potocari, Batrunac y muchos otros pueblos, desde entonces, viven condicionados por aquellos hechos que, sin duda, persisten en la atmósfera, en sus calles... y los percibimos y sentimos. Decenas de casas abandonadas en Srebrenica, la falta de vida en sus calles y, puebloc y aldeas semi-abandonados y, cómo no, el Memorial de Potocari donde se encuentran enterradas miles de las víctimas dan cuenta permanente de que en aquél lugar la humanidad perdió todo su sentido. Todo ello nos hace sentir extraños y tristes.

Nuestro trabajo es el de hacer reír a los niños nacidos tras aquella violencia, y a los adultos que eran niños entonces. En las escuelas en las que actuamos se mezclan niños bosnios musulmanes con niños serbios de Bosnia en varias escuelas. Y lo mismo con los profesores. Actuamos sintiendo el peso de la historia y nos reconforta ver a niños bosnios y serbios dándose codazos, quedándose boquiabiertos y partiéndose de risa los unos junto a los otros. Y cuando Nacho (chacho) saca a la pista a una profe (serbia) y su colega (bosnia musulmana) le hace fotos y vídeos y luego se tronchan revisándolos juntas... el ritmo del espectáculo llega a su velocidad de crucero, conseguido una vez más: Los niños se ríen con sus profesores que se ríen con nosotros que nos reímos con todos ellos. Cuando eso pasa, cuando la risa aparece sin nada que la impida, cuando vemos el trabajo conjunto de esas profesoras y las risas cómplices de unos y otros... Es entonces cuando todo cobra el mayor sentido posible. Sabemos que la risa no cambiará el mundo, pero lo que sabemos segurísimo es que con risas el mundo es mejor y que con risas compartidas la convivencia es más y mejor. 

Y todo sucede en mitad de un paisaje de cuento de hadas: valles rodeados por colinas con niebla espesa, caminos de tierra, ríos repletos, águilas que sobrevuelan el morro del 9º pasajero, nieve que aparece y desaparece, mujeres que de la nada nos indican el mejor camino para llegar a una escuela rural con 9 alumnos en la que nos esperan puntuales a las 8 de la mañana... Cada escena, cada momento que vivimos nos ayuda a seguir el trabajo que todos los que nos apoyáis hacéis posible.

Muchas gracias a todos por seguir estos días nuestras experiencias. Desde Sarajevo, donde ya estamos rumbo a Barcelona os saludamos los artistas Nacho (Chacho), Nacho (Ibérico), Pau, Ramon, Tona y Silvia, además de quién nos ha hecho de lazarillo y traductora: Senita (Alias Google Senita Translate) y que se ha convertido en un miembro más del equipo, de nuestra familia, y que se ha llevado hasta 4 tartazos en mitad de los espectáculos... Y quien os escribe, Samuel (Responsable de Comunicación) os decimos hasta pronto con un último mensaje: ¡Reíd! Que un día sin sonrisas es un día perdido! ¡Os queremos!

¡Os dejamos con una pequeña selección de imágenes de nuestras últimas actuaciones!

Todas las fotos: ©Samuel Rodríguez/Payasos Sin Fronteras

©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF

Frente a la escuela de POtocari ©Samuel Rodríguez/PSF

Srebrenica ©Samuel Rodríguez/PSF

¡Gracias a ella encontramos la escuela! ©Samuel Rodríguez/PSF

Nuestro paisaje en busca de las escuelas. ©Samuel Rodríguez/PSF

Srebrenica. ©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF


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