(c) Payasos Sin Fronteras |
Hoy estamos más cerca que ayer de conseguir que Bernard sonría.
Hemos empezado a trabajar en el Centro de Recuperación de Desnutridos del hospital Sanou Sarou (CREN). Es un espacio anexo al hospital donde los niños ingresados por desnutrición severa acuden cada mañana para que los médicos les pesen, les midan y les tomen la temperatura. Les acompañan sus mamás, que les preparan la comida hipercalórica proporcionada por UNICEF.
En el CREN está Bernard. Tiene 2 años y desnutrición severa. Bernard se siente mal. No quiere jugar ni comer. Cuando nos acercamos a él cierra los ojos con fuerza para que desaparezcamos. Dice no con la cabeza cuando le proponemos un juego. Nos aparta cuando le acariciamos. No sonríe. Sus padres son una pareja bastante mayor preocupados por la salud de su pequeño que a veces se desesperan y le amenazan con un palo para obligarle a comer, con lo que el pequeño aún rechaza más la comida.
Nos lo tomamos con calma y trabajamos muy poco a poco intentando conseguir que Bernard vuelva a sonreír. Los primeros días, lo máximo que conseguimos es que nos arañe la cara cuando nos tiene al alcance de la mano. Probamos mil tácticas para ver lo que funciona; nos acercamos a él con juguetes, le proponemos mil y un juegos, le tocamos canciones, representamos pequeñas escenas cómicas para atraer su atención, e incluso le provocamos el enfado para que vaya liberando la rabia acumulada... y esta técnica funciona tan bien que nos llevamos de recuerdo algún mordisco fuerte y varias rabietas de las gordas.
Bernard pone a prueba nuestra paciencia y la fe en nuestro trabajo. Muchas veces pensamos que nos faltan recursos y que no lograremos que Bernard sonría. Pero al cabo de los días se produce un pequeño milagro; puede ser que ya se haya enfadado con nosotros tantas veces que empiece a rendirse y nos deja estar cerca sin llorar. Cuando no le hacemos caso, nos mira con interés e incluso permite que le acariciemos un poquito.
Estamos aprendiendo que el trabajo con los niños desnutridos es lento y no siempre agradable, pero día a día vamos viendo sus pequeños avances y éstos nos animan a continuar.
Hoy estamos más cerca que ayer de conseguir que Bernard sonría.
28 de marzo de 2015
Hoy estamos muy contentos. Bernard, el niño del que os hablamos en el anterior post, por fin ha sonreído. Hemos tardado diez días, y lo hemos conseguido por casualidad, como ocurren todos los grandes descubrimientos.
Una mañana olvidamos el mini-altavoz que nos ayuda a amplificar el volumen de la música del móvil en el tapiz donde jugamos con los niños, y Bernard, que estaba en su mundo, al escuchar la música a su lado despertó, alargó la mano, lo cogió y se lo acercó a la oreja. Cuando sonó la siguiente canción empezó a mover un pie, levantó la vista y nos dedicó una sonrisa que pudimos capturar en la foto que compartimos con vosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario