lunes, 11 de marzo de 2024

Risas entre los escombros

El pasado 8 de septiembre de 2023, un terremoto de magnitud 6,8 sacudió Marruecos. Seis meses después de la catástrofe, muchos de los pueblos afectados aún viven entre los escombros. Pueblos de las montañas del Atlas, donde se funde el sol con la nieve de los picos más altos, los valles con las montañas, y entre ellos, casas derruidas, restos de lo que fueron viviendas y ahora no son más que montones de tierra y piedra.

Y ahí llegamos una troupe de Payasos sin Fronteras, dispuestos a buscar las risas entre los escombros, en los lugares más remotos, en los pueblos más inaccesibles, donde solo el hecho de llegar constituía una auténtica aventura.

Y, ha sido en esos lugares, con el marco incomparable del Atlas de fondo, donde nos hemos encontrado con toda esa gente, niños, niñas, mujeres y hombres con ganas de reír, de compartir y sobre todo con una gratitud infinita hacia nuestra labor. Gratitud que nos demostraban con la hospitalidad que les caracteriza, ofreciéndonos siempre su mejor té, pastas, panes… antes o después de los espectáculos. Gratitud que reflejábamos hacia todos ellos, por hacer que nuestros espectáculos tuvieran sentido.

Hemos realizado 17 espectáculos en 8 días, actuando en escuelas prefabricadas, en centros para niños y niñas huérfanos, en solares, entre escombros, entre los restos de lo que fueron casas y edificios... y de todos estos lugares nos llevamos nuestras maletas cargadas de recuerdos y emociones.

Hemos intentado aprender algunas palabras de francés, árabe, bereber, provocando risas con nuestra esmerada pronunciación… pero el idioma que mejor ha funcionado siempre ha sido la sonrisa; el idioma que no entiende de fronteras ni dialectos.

En todas las expediciones, cada actuación, cada momento, se viene con nosotros de vuelta como recuerdo del viaje; pero de Marruecos me llevo con especial cariño dos momentos particulares. Uno, en el que al terminar una de las actuaciones (y su posterior invitación a té y pan), había un grupo de niñas esperándonos al salir para acompañarnos de vuelta; no nos entendíamos, pero no hizo falta nada para que nos agarraran de la mano y nos llevaran hasta el coche. Costó soltarse de esas manitas, pero el recuerdo nos acompañará siempre. El otro recuerdo que viene conmigo es la mirada de una señora mayor que estuvo viendo nuestro espectáculo, sentada en el suelo, fuera del público, junto al altavoz, desde donde poníamos la música y cada vez que nos mirábamos asentía con la cabeza, con su sonrisa permanente y el pulgar hacia arriba. También la vimos al despedirnos del pueblo, allí seguía, sentada, sonriendo y con su pulgar hacia arriba.

Cada vez que emprendo viaje para una expedición de Payasos sin Fronteras, comienza una gran expectación. Encontrarme con compañeras que conozco poco, quizá los vi actuar, crucé algunas palabras con ellas o fue que miré sus fotos.

En cualquier caso, nos conocemos poco y hemos de convivir y actuar juntos dos semanas durante 24 horas al día.

Para la aventura se necesita mucho ánimo, voluntad y profesionalidad para que los días pasen tranquilos en el grupo, tanto en la parte artística como fuera del espectáculo. Hay mucho trabajo por delante. Tenemos que ensamblar trozos de espectáculo, compaginar los ritmos de cada payaso y otras disciplinas y en la medida que se pueda, que parezca un espectáculo completo, como si fuéramos una troupe desde hace mucho tiempo. El reto es jugar juntos.

Así que ahí está nuestro nivel de resiliencia, esa misma que pretendemos que mejore en el público que nos espera atento con el trabajo que realizamos.

Realmente es fascinante ver como cada día se va organizando el show, en el mejor de los casos y el puzzle va encajando con más o menos dificultad, depende de cada uno.

No hay que olvidar que es un juego y nuestra responsabilidad es articular una actuación donde todas lo pasemos bien.

¿Seremos capaces?... Siempre hay sorpresas.

Y cuando se acaba la representación y quitamos el maquillaje, seguimos. Comer, dormir, viajar, mirarnos y vernos. Juntas.

No todo es bonito. A veces no me soporto ni yo misma. Pero, ¡¡voy a aprender a hacerlo!! Y cuando vuelva a casa lloraré de pena porque todo ha terminado.

¡Hasta otra!

Gracias una vez más a Payasos sin Fronteras por hacerlo posible.

Raquel Martínez y Silvia Arriscado


La mujer del texto
















Esta expedición cuenta con el apoyo de 




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Gracias por leer nuestras aventuras en Marruecos.

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Atentamente,

Silvia Arriscado, Raquel Martínez, Francisco Javier Díaz, David Criado, y Nacho Camarero como coordinador de terreno









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