lunes, 6 de mayo de 2019

Quince días en Líbano dan para muchas sonrisas

Hoy hemos hecho nuestro último espectáculo en Chatila, el campo de refugiados palestino que hace 70 años que está en Beirut. Les cedieron 2 km cuadrados de la capital libanesa y ya son 25.000 personas viviendo allí. Las calles son muy estrechas, cubiertas de cables de la corriente que no dejan  entrar el sol.

Beirut también acoge a muchos refugiados por la guerra de Siria. De cada cuatro habitantes de el Líbano, uno es sirio. Más de 1.500.000 personas.El pueblo libanés es muy hospitalario. En todas partes nos han acogido muy bien y quieren que nos sintamos como en casa. Empezando por Amar, nuestra logista en el Líbano. Ella se ha encargado de todo y cuando digo todo quiero decir TODO. Es la que organizó la gira, la que nos lleva de un sitio a otro, la que busca un lugar para hacer nuestro espectáculo si salta uno que estaba previsto, la que nos traduce todo, la que se preocupa por todo lo que podamos necesitar. Es seria y responsable. Le gusta su trabajo y cree en la importancia de la labor de Payasos Sin Fronteras. Ella es la que ha hecho posible que nosotros hayamos podido llegar a todos los niños y niñas durante estos días.

Cuatro personas, que nunca habían trabajado juntas, hemos hecho 25 espectáculos en 15 días. Desde el primer espectáculo hasta el último cómo si lo hubiéramos hecho toda la vida. Y a la carta, según el tiempo y las condiciones en que estaban los niños. Improvisando si un número se hacía o no e incluso cuando y cómo acabar el espectáculo. Nuestro único objetivo ha sido siempre y para todos el mismo, hacer pasar un buen rato a los niños.

Ellos viven en unos condiciones en que a cualquier adulto se le acabarían las ganas de reírse. Los niños tienen la capacidad de imaginar, de soñar, de esperar y de disfrutar de las cosas como un adulto, pero multiplicado por 1000.

Tal y como dice un buen amigo nuestro...los niños son más felices porque aún no se han adulterado.

Nos han recibido siempre con una sonrisa de oreja a oreja, con la mirada llena de ilusión. La felicidad de ver a los payasos les hace más ligeros y corren hacia nosotros cuando aún  no hemos ni parado el coche. Quieren tocarnos, saber nuestros nombres. Sólo nuestra presencia les hace felices. Están tan excitados que cuesta un poco acomodarlos para que puedan ver el espectáculo. Con ayuda de Amar y de la contraparte de cada sitio, todo está preparado para empezar el show. Les faltan ojos para poder mirar y les falta boca para poder reírse más. Pasan de la excitación al asombro, de la incredulidad a la felicidad y cuando se acaba.....quieren más. Para ellos vernos guardar los bártulos y desmontar es como la continuación del espectáculo. 

17 días, 25 espectáculos en campos de refugiados y escuelas en la zona de Bekaa y Beirut, 5.190 niños y niñas nos han regalado su sonrisa.

Nos vamos contentos de haber podido llegar a todos ellos y decididos a volver a hacerlo.

No hay nada como tener un mismo objetivo para que un grupo de personas consiga lo que se propone. Es lo que hemos hecho Pipa, Javi, Ramon y Tona y volvemos a casa seguros de que vamos a cargar pilas y vamos a volver a salir a hacer espectáculos dónde haga falta (¡¡a no ser que el mundo consiga funcionar como debería y no sea necesario!!).

¿¿Te lo imaginas??

¡Gracias por todo! ¡Hasta pronto!
Tona Clapés





  




Fotos: © Amar Sokhen | PSF


Este proyecto cuenta con el apoyo del Fons Català de Cooperació al Desenvolupament


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Gracias por leer nuestras aventuras en Líbano.

Ayúdanos a seguir compartiendo sonrisas en éste y otros muchos países.


Atentamente,

Ramon, Tona, David y Javier.  




1 comentario:

  1. Hermoso trabajo que hacen. Mis enormes felicitaciones y admiración!! Mis bisabuelos eran del Líbano y no puedo evitar pensar que allí debe haber alguna parte de mí. Por más Payasos Sin Fronteras!

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