El trabajo de las mamayasas es fantástico. Su labor no consiste solo en hacer que los niñas y niños malnutridos vuelvan a tener ganas de vivir a través del juego. También implican a sus madres en el proceso, algo fundamental para continuar su recuperación una vez en casa. Además sensibilizan a los padres y madres sobre la importancia de una alimentación variada y una correcta higiene. Todo esto se traduce en menos casos fatales y una estancia más corta en el hospital. Porque un hospital no es un buen lugar para un payaso… pero tampoco para un niño.
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Gracias por leer nuestras aventuras en Burkina Faso.
Ayúdanos a seguir compartiendo sonrisas en éste y otros muchos países.
Atentamente,
Davo y Lucie.
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