La realidad en el campo de Azraq, Jordania

Hoy ha sido el primer día que hemos visitado el campo de refugiados de Azraq, al norte de Jordania. Suerte que en esta expedición contamos con un miembro que ya había ido, puesto que la entrada por primera vez al campo,ha sido muy impactante. Después de pasar el control, nos hemos adentrado por esta inmensa ciudad de refugiados, hemos visto los barracones donde viven y nos ha emocionado mucho el buen recibimiento de las personas.

En este campo, por la mañana las niñas van a la escuela y por la tarde van los niños. Así que la primera función hemos actuado sólo para los niños y la tercera sólo para las niñas. Hemos podido notar la diferencia de energías entre unos y otros. Los niños mucho más movidos, y las niñas igual de emocionadas pero más atentas. Nos ha emocionado mucho ver como las niñas reaccionaban con tanta admiración cuando a Mila y la Marta actuábamos cada una y sobre todo en el momento donde hemos hecho acrobacias juntas. 

Cuando hemos llegado al lugar de la actuación, los niños y niñas estaban muy curiosos y expectantes de vernos. Cuando hemos acabado, han venido todos corrientes a saludarnos y ver de cerca estos personajes diferentes que los han dado risa, trucos de magia y acrobacias.

Hoy la tercera actuación ha sido sólo por un grupo de unas trescientas niñas y mujeres. Ha sido muy bonito, un ambiente muy cálido y tranquilo. Estaban todas muy entusiasmadas.

En definitiva, llevamos dos días actuando en el campo de refugiados AZRAQ CAMP, donde hemos hecho 6 funciones, delante de aproximadamente 2.000 personas!

Por el momento estamos teniendo una muy buena acogida, tanto por parte de los refugiados como de las asociaciones colaboradoras.

Sobre todo hemos actuado para grupos de niños y niñas que desbordan de alegría, fascinación  y curiosidad cuando nos ven. Pero también han acudido algunos jóvenes  mujeres y adultos  que, por el momento, parecen tan contentos como los niños.

Por nuestra parte la emoción no es menos. Los corazones se nos aceleran al ver correr a los niños cuando nos ven llegar, cuando se desternillan de risa y admiración durante la función  y cuando nos llenan de besos y tirones al irnos.