Martes 20 de mayo de
2014
Campo de refugiados de
Aida (Belén).
Son las 6 de la tarde en
Jerusalén y el equipo de artistas ensaya su espectáculo, afina los
tempos y encaja los gags. Las notas musicales de la guitarra de Jessi
(Rubén Río), la concertina de Kike, la caja de Lola y el saxo
soprano de Ariza salen por las ventanas de nuestro pequeño hogar
temporal en Jerusalén.
Hoy hemos realizado
nuestro primer espectáculo, para infancia palestina refugiada del
campamento de Aida, a las afueras de la ciudad de Belén. Hoy hemos
entrado en contacto con la vida diaria de esta infancia víctima de
la violencia sinsentido que aparece en todos los conflictos.
400 niños y niñas
atentos al devenir de la función: los trucos de magia de Lola Mento,
el monociclo de Ariza, la esfera de Jessi, los malabares de Kike... A
las 10 y media de la mañana el sol ya apretaba fuerte en Aida,
payasos al sol y niños en la sombra, compartieron 40 minutos de risa
que Elise, trabajadora de UNRWA, nos decía eran risas de
“emergencia”:
“...reían con ansia, llevan muchos meses viviendo a diario disturbios muy fuertes,
privación de acceder a la escuela, detención de vecinos o
familiares... La situación en Aida camp ha sido muy difícil desde
finales del año 2013, y el terror ha provocado por la presencia
militar y los disturbios ha provocado en la infancia un estrés y
niveles de angustia y miedo muy elevados”
Esta
primera actuación nos hizo cruzar el muro que separa físicamente
Palestina de Israel a lo largo de Cisjordania... y más que nunca nos
ha reafirmado en nuestro pensamiento que no hay muro que la sonrisa
compartida no pueda superar.
©Samuel Rodríguez/PSF |
©Samuel Rodríguez/PSF |
©Samuel Rodríguez/PSF |
Miércoles
21 de mayo de 2014
Campo
de refugiados de Jalazun (Ramallah) y Campo de refugiados de Nablús
En la
mañana hemos realizado 2 actuaciones, una para niños y otra para
niñas, en la escuela del campo de refugiados de Jalazun, cerca de
Ramallah. En esta escuela, más de 1000 alumnos viven expuestos a la
violencia que se desencadena periódicamente entre la población
palestina y las Fuerzas de Seguridad de Israel. Los enfrentamientos
suceden en la carretera que divide la escuela de chicos y de chicas,
ambas a pocos cientos de metros de un asentamiento de colonos
israelíes. Fueron 2 espectáculos para cientos de niños y niñas,
de nuevo bajo un sol de justicia y que sirvieron para afinar el
espectáculo y dejarlo bien engrasado para el resto de expedición.
Los gritos a Lola Mento (Beatriz Garrido) para que no se fuera de la
escena, para que continuase su show de magia y clown invadieron todos
y cada uno de los rincones de la escuela, y nos hizo sentir un
poquito más cerca de todos ellos.
Durante
la mañana tuvimos entre el público a varios artistas de circo
palestinos que presenciaron el espectáculo y nos invitaron a conocer
su espacio de creación en Birzeit. Con ellos comimos antes de
dirigirnos al Norte de Cisjordania, a la ciudad de Nablús.
Poco
a poco vamos haciéndonos una idea de la cotidianidad de esta
infancia marcada por los enfrentamientos y las restricciones de
movimiento que hace que no puedan gozar su infancia en plenitud.
Por
la tarde, en la escuela Camp Number 1 de Nablús, una hermosa ciudad
montañosa que nos recibía con los brazos abiertos. Con las laderas
de fondo, el espectáculo (una vez más en el patio del colegio)
discurrió entre las sonrisas de grandes y pequeños. Nablús es una
ciudad que ha vivido con especial dureza la violencia del conflicto,
y el Director de la escuela nos lo corroboraba diciendo que:
“Aún teniendo apoyo
emocional de profesionales, la infancia vive en el estrés y la
violencia que ha visto en sus barrios durante los últimos años
desde el inicio de la segunda intifada en 2000. Niños que ahora
tienen 12 o 14 años han crecido en las calles del campamento,
rodeados de violencia, luto y tristeza. Acciones como la vuestra son
muy bien acogidas para ayudarles a rehacerse de todo ello”.
En el
camino de Birzeit a Nabús y vuelta a Jerusalén reflexionamos sobre
cómo debería ser una Paz para esta tierra. No somos políticos,
somos payasos, pero sabemos que si rieran juntos los mayores que aquí
viven, si se sentaran a compartir sonrisas juntos, seguramente todo
sería un poquito más fácil.
©Samuel Rodríguez/PSF |
©Samuel Rodríguez/PSF |
©Samuel Rodríguez/PSF |
Jueves
22 de mayo de 2014
Campo
de refugiados de Aroub (Gobernorado de Hebrón, Sur de Cisjordania).
La entrada al campo de refugiados la marca una torre de vigilancia
del Ejército de Israel, justo enfrente de la entrada principal, a
pie de carretera. La torre, de hormigón y coronada por ventanas
pequeña, dotada de cámaras de videovigilancia y rodeada por un
perímetro de seguridad de bloques de hormigón y alambrada muestra
visiblemente los resultados de los enfrentamientos entre soldados y
población del campamento: botes de pintura estampados, restos de
incendios sobre la base de la torre...
Los profesores de la escuela del campamento nos explican que suele ser
de madrugada cuando el Ejército Israelí se adentra en el campamento
para realizar registros y detenciones y que los enfrentamientos a las
puertas del campamento son frecuentes y violentos. La presencia
militar intermitente en el campamento provoca estrés, miedo y
ansiedad entre la población, especialmente en la infancia.
Realizamos 2 espectáculos, uno para niños y otro para niñas, en
escuelas diferentes, y de nuevo la música de Kike, Bea, Rubén y
Javi tornan el campo en un espacio de disfrute, donde no cabe el
miedo ni el estrés. Solo vale reír y dejarse llevar.
©Samuel Rodríguez/PSF |
©Samuel Rodríguez/PSF |
©Samuel Rodríguez/PSF |
Sábado
24 de mayo de 2014
Comunidades
de población Palestina beduina de Jerusalén Este.
No hemos salido de la provincia de Jerusalén, pero el viaje ha sido
largo y complejo. Casi una hora hemos tardado en llegar a la zona
donde se ubican las 3 comunidades de población Palestina Beduina
para las que hemos actuado hoy. La presencia del muro de separación
en Jerusalén Este provoca que haya que realizar un camino
alternativo que quintuplica la duración del viaje. Además, nos
hemos encontrados con otras carreteras cortadas a las que no hemos
podido acceder, lo que ha alargado más aún el viaje por
desfiladeros y caminos de piedra y polvo de una inclinación
considerable.
Los asentamientos de población beduina sufren la violencia de la
expulsión de sus lugares y el derrumbe de sus hogares, siempre
temporales y construidos a abase de contenedores y techos de chapa y
plástico. Las escuelas, bloques prefabricados conectados de forma
precaria y de una simplicidad extrema.
Nos encontramos a pocos quilómetros de Jerusalén, pero bien se
podría decir que hemos viajado miles de kilómetros y que nos
encontramos en el desierto mongol del Gobi. La población beduina
sufre también de la partición de su territorio por nuevas
infraestructuras, como autopistas, que les impiden moverse de una a
otra, cortando sus vías naturales de comunicación.
3 espectáculos en total, para una infancia que vive en el
asentamiento y las vidas de los cuales están marcadas por el miedo a
que su casa sea derrumbada y a la expulsión forzosa de su tierra.
©Samuel Rodríguez/PSF |
©Samuel Rodríguez/PSF |
©Samuel Rodríguez/PSF |
©Samuel Rodríguez/PSF |
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