Si eres un turista, seguramente no te puedes dar cuenta de la diferencia entre un poblado local y un campo de refugiados, las casas de los campos donde hemos estado estos dos últimos días, podrían ser bien de gente local:
Las fuentes hirviendo de bidones de plástico amarillo, burros cargando el agua, humanidad con paraguas, alumnos con libretas de dos folios, casas construidas y fútbol a todas horas. Si tienes la suerte, como nosotros estamos teniendo, de compartir unos instantes con las mujeres y hombres refugiados del campo, si que encontramos cierta diferencia: la gratitud. En los campos no somos dólares con patas. Acabamos una actuación en el campo de Hitsas (este campo es muy nuevo , y si que se ve que las viviendas aún son tiendas) y se nos acerca un hombre joven con su hijo de no más de un año. Nos dice que hoy es el cumpleaños de pequeño, y que si podemos hacer algo por él. Le cantamos " Happy Birthday " en inglés. Nos sentimos un poco extraños, pero él sonríe satisfecho agradeciendo el momento, el hijo nos coge la mano y nos dice adiós con unos ojos como platillos anunciando un cambio en su rutina.
Ha habido muchos de esos momentos. Hemos producido un cambio en su rutina? Sí! Sólo por unos instantes, sólo por un día de todas las semanas y años que estarán en el campo.
Salud!
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