martes, 4 de junio de 2013

El miedo a las ausencias.

Nota: Este es un relato homenaje a la pequeña Assiata, quién falleció debido al paludismo. Jordi y Carmen acompañaron a Assiata en los días en los que estuvo en el hospital. Es un relato triste, duro y a la vez repleto de fuerza. De fuerza por vivir hasta el último instante. Assiata viaja con en nuestros corazones y es por todas las Assiata del mundo que las y los payasos sin fronteras existen.


El miedo a las ausencias.
Os hemos hablado de las mágicas alegrías de nuestro trabajo…..de los regalos sorpresa…..de las muestras de afecto inesperadas que llegan en lenguas universales….de las luchas titánicas con final feliz….

Pero muy a nuestro pesar, eso no es todo lo que nos encontramos.

A Assiata y su familia la conocí en nuestra primera intervención en el CMA de Dafra.

Assiata viene de un pueblito, tiene 4 años, mide casi un metro y pesa 8 kilos y pico contando con los líquidos acumulados en manos, piernas y cara (los edemas –acumulación de líquidos “fuera de sitio”- son propios de uno de los dos tipos de Desnutrición Aguda Severa, el Kwashiorkor).

La primera vez que la vi, estaba tumbada en la cama dormitando bajo la atenta mirada de su madre y su abuela y no prestó mucha atención a esa figura extraña y paliducha que entraba en su habitación. Aun no sé si por falta de interés o de fuerzas.

Jugué con otros niños…..perseguí pompas de jabón….hubo risas….bailé….tropecé…..más risas…..más ruido….. Pero nada “despertaba” a Assiata.

Hasta que apareció un plumero de colores que acariciaba a sus mujeres y Assiata me regaló una mirada intensa, atenta y curiosa.

Le hice probar las delicias de mi plumero. Y sus manitas se movieron. Me seguía mirando directamente a los ojos. Como si buscara algo.

Hice pompas “solo para ella”. Y su mirada y su cabeza las seguían en su vuelo para después volver a posarse en esas tres mujeres que la miraban atentamente.

Le di una pelotita a su madre y otra a su abuela. Ambas se la quisieron ofrecer, pero estaba tumbada asique, si querían que ella las cogiera….no les quedaba más remedio que incorporarla. ¡Y con qué sonrisa lo hizo!

Jugamos tranquilamente a pasarnos las pelotas entre las cuatro…..descubrimos que mamá tiene muchas cosquillas….que a la abuela también le encanta el tacto de las plumas….y que, con un poquito de ayuda, se puede bailar sin hacer esfuerzos.

Mucha tela pa tan poco cuerpito…. El próximo día seguiremos.

Y llegó el próximo día. Y nos fuimos a jugar fuera (había habido varias muertes y las enfermeras nos dijeron que el ambiente no estaba pa farolillos…) Y Assiata reconoció a su “tubabu musso” (mujer blanca) y aceptó enseguida al “tubabu ché” (hombre blanco) que la acompañaba.

Y jugamos todos juntos. Tannto…..que Assiata se animó a aceptar las manos del “tubabu ché” y dar ¡un paseo!

Nadie puede creerlo….pero ¡¡Assiata puede mantenerse en pie y andar!! ¡¡¡Oleeee!!!

Ahora es tiempo de descansar….

Tercer día. Assiata ha eliminado el exceso de líquidos. ¡Cuántas ganas de dar otro paseo! Pero cuando llegamos, Assiata duerme al lado de su madre. Pasaremos luego.

Y luego…. Assiata sigue durmiendo, pero su madre nos hace señas para que nos acerquemos. D´accord!

La “despierta” y la incorpora. Pero Assiata no puede con el peso de su cabeza y, por lo que parece, tampoco con el de sus párpados.

Lo intenta. Se puede ver que lucha con todas sus fuerzas. Assiata quiere jugar, pero no le dan las fuerzas. Parece que el paludismo (el que la ha llevado al hospital y ha permitido que se le diagnostique la malnutrición) está haciendo estragos en su cuerpecito.

Necesita descansar y la acompañamos en su sueño. Con nuestras caricias esperamos regalarle un sueño en el que juega al aire libre y corre fuerte y feliz entre los mangos. Parece que no podemos hacer mucho más…. Y tenemos más niños.

Ha sido un buen día de trabajo, pero cuando nos despedimos son inevitables la desazón, la angustia y el miedo a que esta haya sido la última oportunidad de compartir risas y juegos con Assiata.

Confiamos en su fuerza. Sabemos que es una luchadora. Pero también sabemos que a veces esto no es suficiente….

Por esto, aunque no nos guste, a veces nos asalta el miedo a las ausencias.

Y no es agradable….pero forma parte de las reglas del juego y tenemos que aceptarlas.

¡Ojalá te encontremos el próximo día, Assiata! Y si no puede ser….te llevaremos siempre en nuestros corazones.

Sea como sea…. ¡¡Gracias!!

¡Mil gracias por permitirnos jugar contigo y regalarnos tu sonrisa!

Te queremos Assiata.

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