Romero improvisa unas acrobacias durante la visita de reconocimiento a Za'atari camp. ©Samuel Rodríguez/PSF |
Ayer estuvimos en el campo de Za'atari, a 12 km de la frontera con Siria, en una visita de reconocimiento para el espectáculo que realizaremos el próximo lunes 10 de diciembre, coincidiendo con el día internacional de los Derechos Humanos. El campo de Za'atari es muy grande y alberga más de 35.000 refugiados. Cada día llegan entre 300 y 500 nuevos refugiados que huyen de los combates en Siria y de la falta de recursos básicos como el acceso a la comida, la sanidad o la educación. En muchas ocasiones, además, se ha dado el caso de que francotiradores han disparado a los grupos de refugiados que intentaban cruzar la frontera, según nos explican trabajadores de ACNUR. Za'atari es una ciudad temporal donde se palpa a cada paso la tristeza de la guerra, la tensión y el estrés en el que han vivido y viven las personas refugiadas. Y ese estrés afecta muy especialmente a la infancia. Durante la visita de pocos minutos al espacio donde actuaremos el lunes, rápidamente una nube de chicos nos rodearon queriendo jugar con nosotros. En la foto podéis ver a Romero improvisando una acrobacia ante la mirada atenta de los chicos. Visita corta pero intensa que nos puso frente a la realidad más dura de estas personas, familias enteras, que abandonaron sus hogares y afrontan el invierno en tiendas de campaña o en módulos prefabricados, lejos de su hogar y sin saber cuando podrán volver. Intentando resarcirse del vuelco que supone convertirse en refugiado. Y los niños quieren ser niños... Jugar, reír y gritar... Y nosotros con ellos. El lunes la infancia de Za'atari bailará, gritará y reirá con Payasos Sin Fronteras.
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