viernes, 7 de diciembre de 2012

Sentimos la frontera en Ar-Ramtha y Mafraq


Miércoles 5 de diciembre en Ar-Ramtha


Uno de los padres que acompañó a su hijo pequeñito a uno de los espectáculos de PSFe decía: "Mira los payasos, sonríe hijo!!" Romero recuerda ese momento con suma emoción. Desde la puerta de sala donde realizamos los dos espectáculos de la mañana se veía Siria. Estábamos a apenas 2 km en línea recta de la frontera. Muchos de las familias que vinieron con sus hijos e hijas, refugiados todos, hacía pocas semanas que habían abandonado su hogar, huyendo de la guerra que todo lo arrasa.



La mañana del miércoles, entre soleada y nublada, los Payasos Sin Fronteras realizaron 2 actuaciones en un pueblito cerca de Al-Ramtha. La sala, pequeña, era todo reto para cualquier representación artística. Pero no importa, sin fronteras y sin limitaciones, los payasos se adaptan a todo, y los dos bolos en el sitio chiquito fueron hermosos y de nuevo arrancaron centenares de sonrisas. Sonrisas que vienen para quedarse, que nacen para ayudarnos a caminar. Sonrisas que atraviesan fronteras, que iluminan rostros, que abrazan, que bailan y juegan.

Por la tarde, en una escuela para chicas de Ar-Ramtha, un tercer espectáculo cerraba el día. Más de 200 chicas, sirias refugiadas y jordanas,  presenciaban, reían y bailaban con Charo, Romero, Jose y Javier. Los 45 minutos del espectáculo se convertían en un tiempo nuevo, en un espacio sin prisas donde lo único que cuenta es relajarse, pasarlo bien y disfrutar. Y para ello el tambor de Javier y el acordeón de Romero marcan la sintonía de que empieza el espectáculo, el tiempo para reír y volar.


©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF 
©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF

©Samuel Rodríguez/PSF



©Samuel Rodríguez/PSF

Jueves 6 de diciembre en Mafraq


Un poco más alejados de la frontera (10 km), en Mafraq,  4 espectáculos de PSF repartieron sonrisas a centenares de chicos y chicas. Majeed, un señor sirio de Aleppo, voluntario de la ONG IRD fue nuestro lazarillo durante todo el día, y nos condujo al instituto de secundaria donde realizamos 2 bolos en la mañana y al centro comunitario donde realizamos 2 más por la tarde.



Las risas inundaban tanto los pabellones y las salas que la música que acompaña el bolo casi desaparecía!



Estos dos días de actuaciones nos han acercado mucho a la frontera, y con ello a la realidad de una guerra que, como todas, no entiende de personas y solo busca una victoria inexistente que necesariamente se alza sobre el dolor ajeno. Sentir la frontera, así lo hemos vivido, centenares de niños y niñas con sus familias que en estos tres días en Irbid, Ramtha y Mafraq, nos han abrazado, se han reído con nosotros y nos han pedido que volvamos. Y los artistas, al final de cada bolo les recuerdan que la sonrisa compartida es uno de nuestros bienes más preciados, que lo protejamos y lo amemos, que no dejen que nada ni nadie les quite el derecho a sonreír.



Queremos agradecer a Majeed, Mohamed, Hussein... Y muchos otros voluntarios de IRD que nos han acompañado estos 3 días de trabajo sin parar. Refugiados y voluntarios que trabajan por los derechos de la infancia. Os llevamos a cada bolo con nosotros!

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