26 y 27 de abril de 2012
Los más pequeños del campo son quienes más padecen las consecuencias del desplazamiento forzado y la vida como refugiado. Al hecho de llevar catorce meses viviendo en Choucha con sus familias huyendo de la guerra y la persecución en Libia hay que sumar el porqué y el cómo llegaron a Libia y como vivian allí. En muchos de los casos esas circunstancias fueron traumáticas: Comenzando con el viaje de su país de origen hasta Libia (desde Somalia, Sudan, Eritrea...) pasando po la vida en Libia que se convertía en un infierno para aquellas personas y familias que eran identificadas como immigrantes ilegales y eran confinados en centros de detención durante años, y terminando por el periplo del éxodo hasta el campo de refugiados de Choucha en Túnez.
Los chicos y chicas de Choucha, pequeños y adolescentes, trabajan duro cada día para hacer su vida en el campamento lo más amable y llevadera posible, y Payasos Sin Fronteras les acompaña durante 12 días para que con la risa y el juego ellos mismos descubran nuevas formas y herramientas que les permitan sobrellevar el tiempo de espera hasta que su situación se regularice de una manera u otra. La risa quizás sea una de las pocas cosas buenas que se contagian y en PSF nos encanta que así sea. Del hermano pequeño al grande, del hijo al padre...
En los últimos 2 meses ningún trabajador internacional pudo acceder al campamento debido a que se producían cortes de carretera en los accesos por parte de población local tunecina que amenazaban con atacar el campamento si no se les facilitaba o devolvía el trabajo que en los meses pasados habían desarrollado para algunas organizaciones e instituciones internacionales. Debido al descenso en el número de habitantes del campamento se ha reducido el personal contratado y ello ha generado algunas semanas de conflicto.
Estos 2 meses sin actividad en la escuela y de miedo para los chicos y chicas del campo hizo correr el riesgo de que se perdiera parte del trabajo realizado por los trabajadores sociales y psicólogos de DRC acompañando en la recuperación emocional para mitigar los efectos traumáticos derivados del estrés por haber vivido situaciones de violencia.
Payasos Sin Fronteras también les acompaña con sus actuaciones de pequeño y gran formato, algunas adaptadas a pequeños grupos de niños y niñas dentro de las aulas de la escuela (tiendas de campaña grandes), y provocando el juego y la complicidad payaso-niño, les ayuda a recuperar la confianza y las ganas de dejarse llevar de nuevo, de relajarse y entregarse a disfrutar, aprender y sobretodo, a reír.
Cuando la risa aparece y la comunicación niño-payaso nace lo hace para quedarse. Algo se genera en esa conexión que perdura. Son de esas cosas que, intangibles en cuanto no existe ninguna unidad para medirla, son imprescindibles porqué nos ayudan a vivir mejor, más sanos, porqué sana es la risa que nos alimenta de buena energía. El lenguaje del juego y de la risa no conoce de idiomas, ellos mismos son el lenguaje más universal posible. Y nuestros artistas voluntarios son los mejores valedores de ello y lo transmiten sin cesar.
Os dejamos con algunas imágenes de una de estas pequeñas actuaciones y sesión de juego realizadas el jueves y viernes de la semana pasada. Ayer domingo realizamos un trabajo similar con adultos que fue maravilloso y del cual os daremos buena cuenta en el próximo post.
Y recordad que, como dice el fundador de Payasos Sin Fronteras, Tortell Poltrona, Un día sin risa es un día perdido.
©Samuel Rodríguez/PSF |
©Samuel Rodríguez/PSF |
©Samuel Rodríguez/PSF |
©Samuel Rodríguez/PSF |
©Samuel Rodríguez/PSF |
©Samuel Rodríguez/PSF |
¡Qué maravilla de fotos! reflejan tan bien la alegría que llevastéis con vuestro proyecto.
ResponderEliminarSe me ha contagiado incluso algo de esa alegría, hoy que me siento un poco triste.
Gracias por ofrecernos ese regalo, Samu!