Salimos de España un día nublado. Volamos más alto que las nubes, surcando tierra y mar, con las maletas cargadas de sonrisas.
Después de miles de kilómetros y casi 24 horas de viaje llegamos a nuestro destino, Ecuador.
Allí nos esperan los colaboradores de la ONG Coopera, dándonos la bienvenida con los brazos abiertos, acompañándonos gran parte del viaje.
Entre carreteras imposibles y ríos de lluvia llegamos a Esmeraldas, nuestra primera parada. Empezamos las actuaciones en dos de los campamentos de los afectados por el terremoto.
Actuamos para un centenar de personas, el sol nos pesa en los ojos, pero más nos pesa la situación. Las narices rojas cambian una rutina dando un ligero soplo de aire fresco en el que desde el más pequeño al más adulto ha compartido las carcajadas que llevamos en el equipaje.
Con el más fuerte de los aplausos para ellos, continuamos nuestro viaje repletos de emociones.
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