©Samuel Rodríguez/PSF |
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Hoy hemos realizado un espectáculo en el campo de refugiados de Za'atari, donde viven unas 37.000 personas aproximadamente. Es un campamento enorme, una verdadera ciudad temporal con hospitales, escuelas...
A las 3 en punto de la tarde comenzaba el espectáculo de PSF para aproximadamente 500 niños y niñas, en una carpa habilitada dentro del campamento. . Romero aparece de detrás de la carpa con su acordeón, y rápidamente se suman Charo con el saxo, Jose con la trompa y Javi con la caja de batería... Los aplausos, los gritos... Comienza el show y ya se arrancan las primeras sonrisas La expectación que en estos chicos genera la actuación de PSF es máxima.
Las acrobacias y los malabares de Romero y Charo dejan boquiabiertos a los pequeños. La persecución de Jose a Javi, la escalera que se aguanta sola o el momento en que a Javi le toca fregar el suelo porque se ha portado mal hacen resonar sonrisas por doquier, y la carpa tiembla de tanto reír.
Fue tanto el alboroto que incluso hubo que parar el show unos minutos para que los trabajadores sociales presentes en el espectáculo re-colocasen en la pista a los niños y niñas del público que, poco a poco, se habían acercado tanto a la zona de actuación que los payasos casi no se podían mover!
El estrés que padecen estos chicos y chicas les hace querer vivir al máximo actividades como las que ofrece PSF, y es que el ambiente pesa en el campo, lo vivido por ellos, el invierno que acecha y la incertidumbre sobre su futuro hace que adultos, niños y niñas vivan en tensión permanente. Y eso lo saben los payasos, que emplean toda su experiencia en contextos similares para hacer del bolo un espacio de ocio, donde la risa es lo único que importa y donde el juego, el truco, la acrobacia... toman la palabra para convertirse en lenguaje universal. Sin barreras lingüísticas. Sin fronteras. Para que así, durante el espectáculo, la violencia que rodea la vida de estos niños y niñas quede aparcada, mitigada, y sea sustituida por la complicidad que otorga la relación entre el payaso y el niño. Y también del adulto...
La capacidad de los artistas ganarse al público, en unas condiciones tan difíciles es, simplemente, un don.
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